Hoy os traigo una idea para arreglar un vestido que os quede
corto. Hace ya tiempo que mi madre me persigue para que la arregle éste. Le compró hace un año y la verdad es que aunque es muy bonito
(ahora lo es aún más) casi no lo ha puesto porque le resultaba corto al sentarse.
Lo primero que se nos ocurre siempre es bajar el dobladillo, que es lo lógico, pero en algunas telas queda la marca de por donde estaba doblado. Si aún no es lo suficientemente largo, como era el caso, una buena opción en añadir un volante de ganchillo que además están muy de moda para la primavera. El problema es que en ocasiones añadir simplemente un volante da la sensación de no casar con el resto del vestido y se nota mucho que es un apaño porque te quedaba corto. Para evitarlo, a la par que añadí el volante pensé en otro tipo de detalles que hagan que encaje en el diseño final.
En este caso, fue fácil combinar los colores. En la parte de abajo jugué con los dos tonos del vestido usando bies verde para tapar la marca del dobladillo y un volante azul marino.
Por cierto, como os contaba el otro día mi madre también es toda una craft woman así que este volante le ha hecho ella a ganchillo. Algún día os enseñaré otras de las cosas que hace e incluso igual se anima y me ayuda con algún tutorial.
Para darle un toque más homogéneo al vestido y que no se centrase toda la atención en el volante de abajo coloqué arriba en el canesú los mismos motivos pero invirtiendo el color.
Y aquí está el resultado final. Aunque el vestido sigue siendo el mismo si que creo que tiene un toque bastante diferente y además hemos conseguido alargarle. He de reconocer que suelo ser algo reacia a reciclar ropa porque en inicio me parece más divertido crear algo nuevo pero me lo he pasado muy bien con este proyecto. Tengo algunas prendas que no pongo por distintos motivos y quiero reciclar así que creo que me animaré a ello.
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